diariodepatricia

jueves, octubre 19, 2006

UnA MuJEr sOLiCiTa lA EaUtAnAsIa


Inmaculada Echevarría dejó de valerse por sí misma a los 20 años. Desde entonces, su vida ha transcurrido de hospital en hospital. Un largo camino en el que primero fueron las piernas las que dejaron de ayudarle. Después no pudo mantenerse incorporada en una silla porque los músculos del tronco no cumplían su función.
Ahora, con 51 años, ya sólo puede mover los dedos de manos y pies y los músculos de la cara. Inmaculada tiene distrofia muscular progresiva, una enfermedad que le diagnosticaron a los once años y que ha hecho que su vida se limite a las cuatro paredes de una habitación de hospital. En estos treinta años ingresada, Inmaculada ha tenido tiempo de reflexionar y sólo tiene un deseo: morir dignamente y sin dolor.A Inmaculada no le faltan argumentos al explicar por qué pide la eutanasia. Esta mujer menuda y de carácter fuerte, dice que no tiene ningún aliciente para seguir adelante. Su enfermedad, que degenera progresivamente todos los músculos, no tiene curación y actualmente está en la unidad de cuidados paliativos de un hospital granadino. Tras perder la movilidad de extremidades y tronco, le afectó incluso al sistema respiratorio, ya que el diafragma también dejó de contraerse. Eso ocurrió hace nueve años, cuando los médicos que la atendían la conectaron a un ventilador mecánico, para ayudarla a respirar, 'en contra de mi voluntad', afirma la mujer.

A pesar de todo, a Inmaculada se le escapan algunas sonrisas. Como la que se le dibuja en la cara cuando dice que de no haber sufrido esta enfermedad, 'me hubiera gustado ser médico y karateca'.

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